miércoles, 18 de septiembre de 2024

VAN GOGH

 

Termina Sorrow, excelente dibujo de “una mujer sentada en el piso con la cabeza escondida: -los cabellos no están echados sobre la espalda, cuelgan por delante y están trenzados en parte.  Se ve el hombro, el cuello y la espalda. Y no  presté más atención al rostro”.  

Dibuja Raíces: “algunas raíces de árbol en un suelo arenoso. Traté de expresar la misma idea en el paisaje que en la figura. Quise expresar un reflejo de la lucha por la vida, tanto en esta blanca y esbelta figura de mujer como en esas negras y ásperas raíces nudosas. Traté de ser fiel a la  naturaleza, que se ofrecía a mi mirada, sin filosofar; tanto el primer dibujo como el segundo  han terminado por reflejar un poco de esta lucha gigantesca”.

 

Abril 1885

LOS CAMPESINOS COMIENDO PAPAS

 

Sigo ocupado con esos campesinos alrededor de un plato de papas. Es una tela grande, el cuadro tiene vida. Los efectos de luz interior me exigen trabajar rápido. La claridad de su lámpara donde comen sus papas sacándolas del mismo plato con las manos; ellos trabajaron la tierra donde éstas crecieron. Se han merecido comer lo que comen.

Tiene un aspecto rudo y grosero; fueron elegidos con cuidado a ciertas reglas; es una verdadera pintura de campesinos. El mejor resultado fue pintarlos en su rudeza. Para mí una hija de campesino es más linda con su pollera y camisas azules, polvorientas y remendadas  que el viento y el sol han desteñido. Si se vistiera como una dama ella desparecería. Un campesino con su traje de rutina  está mejor que el domingo en la iglesia.

Este cuadro tiene un lustre convencional. Si huele a tocino, humo, vapor que sube de las papas, ¡tanto mejor! No es malsano. Si un establo huele a estiércol, es bueno. Si un campo exhala el olor del trigo maduro, de las papas, del abono, es sano. Un cuadro de campesino no debe oler a perfume.

Es un cuadro oscuro, con fondo negro el blanco no fue empleado ni una sola vez, sino el color neutro que se forma, mezclando  el granate, el azul y el amarillo que da un tono de un gris rancio, que parece blanco. En el estudio,  para modificar los ocres no transparentes, los quiebra con un azul transparente.

 

Jo y Theo tienen colgado en el comedor  el cuadro de Gente comiendo papas.  Una mañana Vincent  le preguntó a los gritos si veía en ellos lástima o dignidad, a lo cual ella respondió  dignidad, para complacerlo.

Con gran genialidad  iluminó el hambre: lo había pintado cinco años  atrás. Había estado en la mina de carbón  doce años antes, en  su época de pastor encandilado y, a su regreso de esos Lares, el llamado interno se anunció: dedicarse a la pintura, no importa  la miseria, el sometimiento pecuniario y  las múltiples dificultades  para sobrevivir.

 

 

Como dicen de Millet “sus campesino parecen pintados con la tierra que siembran”. Si le pidieran a Millet o a Corot que pintara un paisaje de nieve sin emplear el blanco, lo harían y la nieve parecería blanca en sus cuadros. 

Escribe: vi un cuadro de Israel  El pescador de Z  y uno de los últimos, una vieja enrollada sobre ella misma como un montó de trapos, cerca de una cama donde yace el cuerpo de su marido. Me pareció magistral; los verdaderos pintores se dejan llevar por esa conciencia que se llama sentimientos; su alma, su cerebro no están al servicio de su pincel sino su pincel al servicio  de su espíritu.

A mí me gusta pintar espontáneo, buscando el efecto general y encontrarlo  de un solo golpe de vista. Mi gran deseo es aprender a pintar inexactitudes, esas anomalías, esas reconstrucciones, esas modificaciones de la realidad, para que todo pueda convertirse en mentiras más verdaderas que la verdad literal.

Mi gran deseo es aprender a pintar inexactitudes, esas anomalías, esas reconstrucciones, esas modificaciones de la realidad, para que todo pueda convertirse en mentiras más verdaderas que la verdad literal.

Dile a Serrat que estaría desesperado si mis retratos fueran buenos; no los quiero académicamente correctos.

Aparentemente nada más simple que pintar paisanos, traperos y obreros, pero nada, ningún  tema en el arte de pintar es tan difícil como esos personajes ordinarios. Pintarlos en acción no lo hicieron ni los griegos, ni el Renacimiento ni la vieja escuela holandesa. En eso pienso a menudo.

El arte es sublime, cuando es simple.

A los negros y  los blancos,  Delacroix llamaba descansos y los usaban de ese modo. Ambos tienen su sentido. Velázquez tiene 27 negros, te lo aseguro.  

Pinté nidos sobre un fondo negro; en la vida no se ven los nidos, se ven los pájaros. También dibujé un estudio del otoño en el estanque de nuestro jardín; bien merece un lienzo, lo haré este año.

Conoces los tres robles del jardín de casa. Es la cuarta vez que lo intento. Lo difícil estaba en las copas, esas especies de pelucas de hojas habano y poder modelarlas con la forma, el tono y el color.      

Mientras esté parado sobre mis piernas, libraré mi combate; miraré simplemente la naturaleza por mi buhardilla y las dibujaré fielmente con amor.

Prefiero pintar figuras pero cuesta cara los modelos; hice estudios sobre un lugar de la ciudad con las catedrales, pero prefiero los ojos humanos a las catedrales, por más imponentes que sean;  el alma humana y hasta los ojos de un miserable mendigo o una mujer de la calle  tienen más interés.




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