VAN GOGH
Termina Sorrow, excelente dibujo de “una mujer sentada en el piso con
la cabeza escondida: -los cabellos no están echados sobre la espalda,
cuelgan por delante y están trenzados en parte. Se ve el hombro, el
cuello y la espalda. Y no presté más atención al rostro”.
Dibuja Raíces: “algunas
raíces de árbol en un suelo arenoso. Traté de expresar la misma idea
en el paisaje que en la figura. Quise expresar un reflejo de la lucha por la
vida, tanto en esta blanca y esbelta figura de mujer como en esas negras y
ásperas raíces nudosas. Traté de ser fiel a la naturaleza, que se ofrecía
a mi mirada, sin filosofar; tanto el primer dibujo como el segundo han
terminado por reflejar un poco de esta lucha gigantesca”.
Abril
1885
LOS
CAMPESINOS COMIENDO PAPAS
Sigo ocupado con esos campesinos
alrededor de un plato de papas. Es una tela grande, el cuadro tiene vida. Los
efectos de luz interior me exigen trabajar rápido. La claridad de su lámpara
donde comen sus papas sacándolas del mismo plato con las manos; ellos trabajaron
la tierra donde éstas crecieron. Se han merecido comer lo que comen.
Tiene un aspecto rudo y grosero;
fueron elegidos con cuidado a ciertas reglas; es una verdadera pintura de
campesinos. El mejor resultado fue pintarlos en su rudeza. Para mí una hija de
campesino es más linda con su pollera y camisas azules, polvorientas y
remendadas que el viento y el sol han
desteñido. Si se vistiera como una dama ella desparecería. Un campesino con su
traje de rutina está mejor que el domingo en la iglesia.
Este cuadro tiene un lustre
convencional. Si huele a tocino, humo, vapor que sube de las papas, ¡tanto
mejor! No es malsano. Si un establo huele a estiércol, es bueno. Si un campo
exhala el olor del trigo maduro, de las papas, del abono, es sano. Un cuadro
de campesino no debe oler a perfume.
Es un cuadro oscuro, con fondo negro
el blanco no fue empleado ni una sola vez, sino el color neutro que se forma,
mezclando el granate, el azul y el amarillo que da un tono de un gris
rancio, que parece blanco. En el estudio, para modificar los ocres no
transparentes, los quiebra con un azul transparente.
Jo y Theo
tienen colgado en el comedor el cuadro de Gente comiendo papas.
Una mañana Vincent le preguntó a los gritos si veía en ellos
lástima o dignidad, a lo cual ella respondió dignidad, para
complacerlo.
Con gran
genialidad iluminó el hambre: lo había pintado cinco años atrás.
Había estado en la mina de carbón doce años antes, en su época de
pastor encandilado y, a su regreso de esos Lares, el llamado interno se
anunció: dedicarse a la pintura, no importa la miseria, el sometimiento
pecuniario y las múltiples dificultades para sobrevivir.
Como
dicen de Millet “sus campesino parecen pintados con la tierra que siembran”.
Si le pidieran a Millet o a Corot que pintara un paisaje de nieve sin emplear
el blanco, lo harían y la nieve parecería blanca en sus cuadros.
Escribe:
vi un cuadro de Israel El pescador de Z y uno de
los últimos, una vieja enrollada sobre ella misma como un montó de trapos,
cerca de una cama donde yace el cuerpo de su marido. Me pareció magistral; los
verdaderos pintores se dejan llevar por esa conciencia que se llama
sentimientos; su alma, su cerebro no están al servicio de su pincel sino su
pincel al servicio de su espíritu.
A mí me
gusta pintar espontáneo, buscando el efecto general y encontrarlo de un
solo golpe de vista. Mi gran deseo es aprender a pintar inexactitudes,
esas anomalías, esas reconstrucciones, esas modificaciones de la realidad, para
que todo pueda convertirse en mentiras más verdaderas que la verdad literal.
Mi gran
deseo es aprender a pintar inexactitudes, esas anomalías, esas
reconstrucciones, esas modificaciones de la realidad, para que todo pueda
convertirse en mentiras más verdaderas que la verdad literal.
Dile a
Serrat que estaría desesperado si mis retratos fueran buenos; no los quiero
académicamente correctos.
Aparentemente nada más simple que pintar paisanos, traperos y obreros, pero nada, ningún tema en el arte de pintar es tan difícil como esos personajes ordinarios. Pintarlos en acción no lo hicieron ni los griegos, ni el Renacimiento ni la vieja escuela holandesa. En eso pienso a menudo.
El arte es sublime, cuando es simple.
A los
negros y los blancos, Delacroix llamaba descansos y los usaban de
ese modo. Ambos tienen su sentido. Velázquez tiene 27 negros, te lo
aseguro.
Pinté
nidos sobre un fondo negro; en la vida no se ven los nidos, se ven los pájaros.
También dibujé un estudio del otoño en el estanque de nuestro jardín; bien
merece un lienzo, lo haré este año.
Conoces
los tres robles del jardín de casa. Es la cuarta vez que lo intento. Lo difícil
estaba en las copas, esas especies de pelucas de hojas habano y poder
modelarlas con la forma, el tono y el
color.
Mientras
esté parado sobre mis piernas, libraré mi combate; miraré simplemente la
naturaleza por mi buhardilla y las dibujaré fielmente con amor.
Prefiero pintar figuras pero cuesta
cara los modelos; hice estudios sobre un lugar de la ciudad con las catedrales,
pero prefiero los ojos humanos a las catedrales, por más imponentes que
sean; el alma humana y hasta los ojos de un miserable mendigo o una mujer
de la calle tienen más interés.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio