viernes, 26 de enero de 2024

Brasil

 Brasil

 EL 22 de abril del año 1500 se ven unas blancas velas en el horizonte que tocan tierra extraña, -repitiendo Cabral  el viaje anterior de Vasco de Gama a las India. Antes o después de Colón se sabía  del lejano país del Oeste; Portugal lo mantener oculto para no avispar a España. Se debía asegurar la pertenencia a Portugal y se esperó hasta  el 7 de junio de 1494, dos años después del hallazgo de Colón en América.

Brasil  entró a la historia, presentándola como el paraíso terrenal; los habitantes desnudos los acogen con amabilidad. Nunca será un pueblo  guerrero. Salvo la injusta guerra contra Paraguay de la Triple Alianza, nunca se vio envuelta en una contienda similar y fue la primera en ofrecerle ayuda apenas finalizó.  Brasil logra una reconciliación con el país vecino, devolviendo los trofeos militares.

En ese país no se encuentra oro, ni marfil, ni piedras preciosas ni cultura. Los habitantes son inocentes caníbales que matan con alegría a los hombres y se los comen.

Varios países como Francia, España y Holanda intentaron colonizar  la región,

saqueando  San Pablo,  Maranao y Bahía. Holanda conoce el valor de esas tierras, En Ámsterdam se forma una Compañía de las Indias Occidentales para comerciar con el Brasil y América del Sur.

El imperio   

 Pedro II es el emperador de Brasil; tiene cinco años, cuando su padre abdica. Sus ancestros son los Habsburgo y los Braganza.  José Bonifacio es el regente  intrigante que gobierna mientras él es menor de edad.

El joven Pedro reinará cincuenta años; de carácter contemplativo,  amante de los libros más que un político o un militar. Era un humanista de sentimientos nobles; no le gustan los desfiles ni brillar ni conquistar. Tiene un semblante digno, barba tupida, ama viajar a Europa donde visita conocidos, amigos y visita museos. Es conciliador  la única guerra repito en su reino fue contra López  en  Paraguay -que destruyen por su superioridad- para resolver conflictos de fronteras por medio de acuerdos internacionales.

Pedro II reina cincuenta años en medio del respeto mundial; se rodea de estadistas que se ocupan de consolidar el país.

Queda un problema sin resolver: la esclavitud.  Toda la producción agrícola e industrial se basa en el trabajo de los esclavos; no poseían máquinas ni obreros para reemplazar los millones  negros.

El tráfico  de escalvos se prohibió desde 1831 por un Tratado con Inglaterra. En 1871 se declaró “los vientres libres”. Con esa ley se aseguró la libertad de los hijos de una esclava, desde el seno.

Prohibido el tráfico, era cuestión de tiempo para que todos quedaran libres en la próxima generación. Pero 15 años más tarde, en 1846, se importan 50.000;  en 1847, 57.000  y en 1848, 60.000 negros por lo cual no cumplieron con el pacto.

Para el emperador era un problema personal. Nueve de cada diez hombres en Brasil descansa en el trabajo de los esclavos,  aunque se nieguen a otorgar títulos nobiliarios o una condecoración a cualquier  hombre rico que posea esclavos.

Pedro II es amigo de Pasteur, Charcot, Lamartine, Víctor Hugo, Wagner, Nietzche. Es el único imperio que acepta la esclavitud. Estadistas sagaces le piden que no intervenga, no por lo menos de modo radical. Las consecuencias  serían desastrosas por los conflictos con los terratenientes; podrían llegar a destronarlo.

En mayo de 1888 se vota contra la esclavitud. Todos los esclavos, desde ese momento son libres. El emperador de  Brasil está en Milán muy grave, pero se sobrepone, sobrevive y regresa a Brasil.  

Se produce una crisis. Los esclavos se vuelcan a las ciudades. El agro se quedó sin mano de obra. A los ex propietarios de mano de obra gratuita no se los indeminiza o no lo suficiente.

A los 76 años, el emperador no tiene un hijo  varón vivo y la hija estaba casada con un príncipe  de la casa Orleans, francés, y en Brasil no quieren un príncipe consorte extranjero. Pedro no tiene energía ni la fuerza necesaria y menos el deseo de una guerra civil. La monarquía  desaparece pero sin mancharse de sangre. Pasa sus últimos días en Europa. Don Pedro se retira, como hizo su padre y su abuelo en 1889 el país no tiene más emperadores. Desde ese momento será una República federal denominada Los Estados unidos de Brasil.

 Economía

 

En el S XVI  descubren la madera “el palo de Brasil”. Al principio los europeos se desilusionaron por la poca riqueza que encontraron y no pudieron robar. Desengañados, regresaron a las naves pues ni los hombres que la habitaban  servían.

Brasil sólo tiene su naturaleza, exuberante riqueza que no se sometió  al hombre. No tenían una cultura nacional como la peruana o la mejicana, ni  oro o plata, ni industria alguna, ni siquiera un grado primitivo de civilización.

No sabían de las fibras tejer telas  ni extraer los metales ignotos desde el fondo de la tierra;  

No conocían el trabajo agrícola, ni el ganadero, no sabían levantar chozas; comían frutas de los árboles o pescados de las aguas y, si se acababan los frutos, partían a otra región virgen.

El pau-Brasil de un color brillante rojizo era muy solicitado en Europa aunque no poseía  valor pero era desconocido para el comercio, solamente un artículo exótico.

Aunque el talado para exportarlo podía ser interesante, su monopolio es trabajoso; la corona necesita pagar el costoso, su traslado a Europa y el beneficio era insignificante.

El palo de Brasil fue sustituido por el azúcar. Lo producido en Brasil debe enseñarse en Europa. Los portugueses traen la caña desde Cabo Verde: necesita un mínimo de trabajo;  hundido en la tierra, crece sin problemas, sin cuidado un arbusto anual más de una vez por año. Del modo más sencillo  se extrae su jugo  y se coloca entre dos rollos de madera. Dos esclavos  trotan alrededor de un círculo cerrado, aprietan los cilindros uno contra otro  hasta la última gota del jarabe es extraído de la caña. El jugo es pegajoso y blancuzco; se hierve y se le da forma de   de terrones o panes de azúcar. La caña y las hojas quemadas sirven como abono y ceniza para la agricultura. Ese método se perfecciona  en pequeñas fábricas al lado de los ríos, aprovechando la fuerza hidráulica en lugar de la humana. Es sencilla la explotación del azúcar y productiva; unas cañas oscuras se convierten en el oro amarillo.

Los portugueses llevan desde Cabo Verde  la azúcar  a Brasil; crece en abundancia necesitando el mínimo de cuidados.

Desde que Europa en las Cruzadas descubrió el mundo refinado oriental, su avidez por las especias picantes y estimulantes y los dulces, se alejan de los alimentos sosos  medievales, pobres e insulsos, y desea manjares más exquisitos; hasta ese momento conocí la miel; ahora quiere el azúcar pero pasarán tres siglos hasta extraer ese condimento de la remolacha indígena. Deben entonces importarla de regiones lejanas, pagando sumas extravagantes a los comerciantes por poseerlo. Brasil se convierte importancia en el mercado europeo. Sus gastos son irrisorios pues no les cuesta ni la tierra, ni plantarlo ni la mano de obra. Portugal la lleva a Europa y la producción aumenta. Brasil  exporta a Lisboa por tres millones de libras esterlinas, una valor similar a todo lo exportado por Inglaterra. Solo en el S XVIII su oro vegetal decrece. La azúcar extraída de la remolacha es un golpe mortal a su producción.

Los otros productos de las colonias como la pimienta, el té y la goma son raros y por lo tanto preciosos aunque hace descender su ganancia, pero Brasil se sobrepone y apunta al tabaco. Colón vio fumar a los primero nativos. Los europeos se burlaban de los marineros masticando y escupiendo y apestan con sus pipas de barro; la sociedad es ajena a este hábito hasta que las pestes que invaden Europa terminan creyendo que pueden contraatacar un veneno con el otro. Pasadas las epidemias ya fue un hábito el fumar bebiendo una sopa de coñac,

El azúcar, el tabaco y el cacao  por el placer que deja en el paladar son las riquezas hasta el S XIII de Brasil que entran por Portugal.

El algodón será el próximo. Pero no sabían hilarlo como Perú o Méjico. Durante un conflicto bélico lo empleaban  colocándolo en la punta de las flechas para incendiar los pueblos enemigos.

En Europa tampoco sabe qué hacer con los copos. No advierten su importancia en materia textil. Méjico ya conoce desde 1549 su utilidad y se la enseñan a los jesuitas que, a su vez, le enseñan a los nativos.

Al inventar las máquinas de hilandería entre 1770-73 el comercio se expande y se inicia la revolución industrial. Desde fine de ese siglo hay en Inglaterra un millón de tejedores y necesitan cada vez más algodón a escala mundial pues se paga mejores precios y Brasil pasa a ser su mayor exportador.

Todos esos productos, azúcar, tabaco, cacao y algodón se transportan en crudo, no se elaboran por los brasileños. Le falta mucho para ser un país industrial, libre y madura para mecanizar los productos; solamente plantan, recolectan y embarcan los bien denominados productos ultramarinos; se necesitan manos. Brasil carece de fuerza motriz, tendrá que importarla en el siglo XIX el carbón y en el XX el petróleo.

Entonces comienza la importación de marfil negro;  buques llenos de indígenas de África que llegan en forma calamitosa, encadenados uno al lado del otro, física y moralmente destruidos y atemorizados. Por tres siglos  Brasil importa diez millones de esclavos. Se quemaron los documentos y archivos sobre esta importación humana que fue una ignominia. En ese país se consideraba el negocio más lucrativo y honroso. Lo vendían como el ganado y crecía la demanda. Fue un negocio oscuro, inhumano, cruel. Aumenta al amo su ganancia pues lee da los hijos que serán esclavos futuros gratuitos en posesión de su amo. Como en Rusia, la riqueza se mide por la cantidad de esclavos, no por hectáreas,  Hasta  más de la mitad del siglo XIX son la base de la economía. Los portugueses vigilan, dirigen, administran esos millones de brazos humanos negros.

El país está mayormente poblado en el Norte, en la zona tropical- en oposición a hoy, que sufre esa zona una decadencia  viviendo pobremente  en chozas y con iglesias de madera. Al norte llega la mercadería y de allí parte hacia Portugal.

Los jesuitas ayudan a  labrar la tierra, desarrollarse, educarse; se instalan lejos de las altas cadenas de montañas, en el interior del país lejos de los navegantes y comerciantes. y les enseñan a trabajar. Todo hay que traerlo desde Europa, instrumentos para labrar, ganado vacuno, puercos, y enseñarles con mucha paciencia a construir establos para las  vacas antes incluso que ser cristianos; conocen las faenas ahora y la voluntad del trabajo. El cruce de razas se da espontáneamente. Si antes no era permitido entre la clase alta brasilera, en el interior prospera y se unen habiendo una cantidad de mestizos que viven libremente.

Pero surge un inconveniente: los paulistas se yerguen contra los jesuitas en sus esfuerzos por colonizar. Entran peleando en forma de abanico para llevase esclavos; son los cazadores africanos de la esclavitud,  en entradas  destruyen los pueblos, roban esclavos o los toman de la selva vIrgen y también se los roban a los jesuitas de modo violento.

El Mediodía es ocupado por hombres y ganado tipo nuestro gaucho, el

hombre del interior gracias al plan de los jesuitas en contra de la codicia de los paulistas; ambos de una forma u otra logran que Brasil se convierta en proveedor de productos ultramarinos con sus leyes.

En el Siglo XVIII  era una colonia productiva  importante para la corona de Portugal, una colonia que aporta beneficios  a Holanda y a los ingleses. Lisboa ha quedado rezagada; lo fue desde el siglo anterior.

Los brasileños son buenos compradores y clientes; es buena para los vinos, tejidos y libros portugueses que se envían a Brasil. Es  una colonia inmensa, próspera, sin dejar de estar sometida a Portugal. La población crece y no traen problemas ni revueltas. No se necesita fortificaciones, como en la India y en África ni enviar fondo para inversiones; se  defiende sola lejos y a la sombra. Todavía no se encontró ni el oro ni los diamantes; una actividad nueva se yergue en lugares inhóspitos, pues falta todo lo necesario para alimentarse; pan, maíz, queso, leche, carne para alimentar a la gente en un desierto sin provisiones, donde se esfuerza  a los hombres al máximo pues sabe que la ganancia será cuantiosa. Hay luchas.

El gobernador portugués custodia los derechos de la corona, Los dragones establecen el orden. En la casa de la moneda no quieren la fiscalización.

Portugal desea guardar el secreto oculto al extranjero, para que nadie ose aproximarse a la región del oro brasilero y la envidia los corroe.  A los que trabajan, quien se rebele a las reglas,  recibirá castigos tremendos.

Brasil  permanece dos siglos a la sombra de la mirada universal. Si se hubiera encontrado el oro países enteros la hubiera hecho su presa. Conquistadores de Perú, Venezuela y Chile hubieran acaparado de esas riquezas entre luchas humanas. Cuando justo al inicio del S XVIII cuando Brasil  encuentra ese nuevo tesoro, ya no existen los aventureros ni mercenarios para hacerlo suyo e invadirlos. El oro en la provincia de Minas G es hecho que significa mucho para Brasil y Portugal. La cantidad de oro es mayor que todo el de América junta hasta el descubrimiento en California. Los tesoros de Perú y Méjico  del S XVI fue una décima parte del oro brasilero exportado de la colonia. Lisboa pudo reconstruirse gracias a ese oro, luego de su destrucción. El quinto se le entregaba al rey y con él pudieron reconstruir el monasterio gigante de M; el renacer inglés también fue gracias al oro de Brasil. El comercio avanza, se acelera.  Es la colonia por medio siglo más envidiada por los países europeos, exceptuando Portugal, la beneficiada.

Un hombre lleva los primeros granos del metal a Río de Janeiro, comienza la migración con frenesi sobre un caballo, mula o burro a pie o por el río San Francisco. Los marineros abandonan los barcos, los soldados sus cuarteles,  los curas las iglesias y los esclavos llegan de a miles.  Se pone fin a los trabajos de los ingenios de azúcar y las plantaciones de  tabaco. Nadie está disponible para conducir los barcos. Todo se detiene. El río se anima la fiebre del oro los exalta.

Pero surge algo inconcebible. Próxima a Diamantina se descubre el diamante. El gobernador portugués vigila la nueva provincia y los derechos de la corona que son el quinto para el monarca. En la casa de moneda se funde el oro para fiscalizarlo con exactitud. La multitud no quiere fiscalizarlo y surgen revueltas, sofocadas ferozmente. A su vez Portugal guarda el secreto sin comunicarlo a los extranjeros ávidos de este tesoro. Ningún viajero puede pisar el lugar y ningún buscador puede partir sin ser revisado. La región está resguardada por soldados día y noche. Nadie puede hablar sobre el descubrimiento sin someterse a castigos tremendos. No puede salir ninguna carta, y un libro escrito por un jesuita italiano es censurado y no editado. Todo diamante mayor de 22 quilates debe entregarse sin indemnización, además de la mercancía importada por la colonia rica de un día para el otro.

Setenta años más tarde la fortuna da un giro trágico. El oro  desaparece, las pepitas no se hallan en la arena por más que se la lave. No están los granos que relucen aunque se agita la arena en palanganas de madera. Fue otra pérdida. Para extraerlo, se necesitaba trabajos técnicos, costosos  y Villa Rica se transforma en villa pobre; los hombres abandonan el lugar, las chozas de los esclavos se derrumban por las lluvias o se caen y los dragones se retiran pues nada queda por vigilar. Lisboa entra en quiebra desde que no entra el oro brasilero  y se independiza Brasil, quedando Portugal limitado a un país tranquilo pero pobre. 

Y el milagro surge en la ex colonia poblado de villas y ciudades, surcando el río San Francisco. La pérdida de Portugal se transforma en un beneficio para Brasil; el oro desapareció pero logran cultivar  una tierra productiva desde ese momento.

La producción del tabaco, del azúcar y del algodón estaba en el Norte en Bahía, Recife, y Maranao. Hubo migraciones africanas y europeas que se mezclaron con los negros sin problemas raciales dando un mestizaje importante.

Entre 1500 y 1600 Portugal daba y Brasil recibía. Portugal con los colonos, la raza blanca es más de 10 veces superior en la colonia. Hasta 1700 es equilibrada inclinándose hacia Brasil. pero desde el S XVIII Portugal aparece diminuto con sus 91.000 Km cuadrados frente a los 8,5 millones de Km cuadrados brasileros con sus valiosos productos que abarcan desde el oro y los diamantes hasta el tabaco, café, azúcar algodón y madera exótica aunque no valiosa, sus minerales y su ganado. Cuando sucedió el terremotos Brasil envió más de 3 mil  cruzados como obsequio para la construcción de la ciudad. Portugal  teme que se independice su vástago. Brasil no puede libremente  producir mercancías salvo sus materias primas. No puede tejer sus telas, le está prohibido construir barcos para no obtener beneficios propios no pueden imprimirse libros ni publicar diarios y con la idea obligatoria de los jesuitas la instrucción  se detiene. No desea Portugal que progresen, lo quiere esclavizado, una colonia dependiente que no pueda progresar ni seguir sometido. Como pasó en la Argentina y otros países sudamericanos sometidos como colonias a países europeos, la conquista de Napoleón cambió el destino. Al ver debilitado a Portugal y bajo el pie del emperador, cobra fuerza para independizarse. Los soldados portugueses no tienen cabida frente al enemigo francés  y la corona debe retirarse de la colonia. El rey de Portugal debió huir y así quedó debilitado frente a Brasil y hace su aparición un miembro de la casa de Braganza  el rey Juan VI con su corte, la nobleza y el clero.

Desde el S XIX Brasil deja de ser una colonia y con el tiempo será la gran sur americano hasta la actualidad y caen las barreras para exportar y ser independientes. No existen más prohibiciones ni permisos ni decretos. Desde 1808 forma parte del comercio mundial sin tener que pagar tributo a sus conquistadores .Desea obtener la libertad incondicional. En 1822 es unos esclavos. Brasil adolece de carbón,  ni una sola mina. Las montañas traban la importación y los ríos se retuercen sin lograr ayudar a que llegue el mineral. Brasil trabaja con métodos arcaicos y lentos; su economía crece lentamente. Pero Brasil se readapta a las circunstancias y aparece el milagro nuevamente. Y aparece el café que será su monopolio absoluto

Luego del oro y los diamantes, el café junto a la azúcar y al tabaco forma parte de una buena comida, tres productos que Brasil exporta. La fertilidad de su suelo siempre la salva. Es el proveedor del café mundial. Sin embargo no se debe jugar toda la fortuna a una sola ficha. Con el tiempo productos que exportaban comienzan a fabricarlos ellos mismos. Todavía falta mucho pero paulatinamente este país único por su inmensidad y riquezas llega a ser una potencia mundial.

En  salud se defiende de su archienemigo la sífilis propagada durante siglos –tal vez su origen vino de Europa misma- y el paludismo junto a la lepra; estas tres epidemias debilitan la capacidad de producción muy debajo de la producción europea con humanos más sanos y condiciones más favorables. Su transporte deja mucho que desear, sus rutas y caminos del interior, sus ríos, antes mencionados y sus montañas en este país son trabas importantes. Para la industria se necesita energía de la cual Brasil carece. Poco a poco vence las dificultades y logra una producción mejor.

 

  

Brasil

 EL 22 de abril del año 1500 se ven unas blancas velas en el horizonte que tocan tierra extraña, -repitiendo Cabral  el viaje anterior de Vasco de Gama a las India. Antes o después de Colón se sabía  del lejano país del Oeste; Portugal lo mantener oculto para no avispar a España. Se debía asegurar la pertenencia a Portugal y se esperó hasta  el 7 de junio de 1494, dos años después del hallazgo de Colón en América.

Brasil  entró a la historia, presentándola como el paraíso terrenal; los habitantes desnudos los acogen con amabilidad. Nunca será un pueblo  guerrero. Salvo la injusta guerra contra Paraguay de la Triple Alianza, nunca se vio envuelta en una contienda similar y fue la primera en ofrecerle ayuda apenas finalizó.  Brasil logra una reconciliación con el país vecino, devolviendo los trofeos militares.

En ese país no se encuentra oro, ni marfil, ni piedras preciosas ni cultura. Los habitantes son inocentes caníbales que matan con alegría a los hombres y se los comen.

Varios países como Francia, España y Holanda intentaron colonizar  la región,

saqueando  San Pablo,  Maranao y Bahía. Holanda conoce el valor de esas tierras, En Ámsterdam se forma una Compañía de las Indias Occidentales para comerciar con el Brasil y América del Sur.

El imperio   

 Pedro II es el emperador de Brasil; tiene cinco años, cuando su padre abdica. Sus ancestros son los Habsburgo y los Braganza.  José Bonifacio es el regente  intrigante que gobierna mientras él es menor de edad.

El joven Pedro reinará cincuenta años; de carácter contemplativo,  amante de los libros más que un político o un militar. Era un humanista de sentimientos nobles; no le gustan los desfiles ni brillar ni conquistar. Tiene un semblante digno, barba tupida, ama viajar a Europa donde visita conocidos, amigos y visita museos. Es conciliador  la única guerra repito en su reino fue contra López  en  Paraguay -que destruyen por su superioridad- para resolver conflictos de fronteras por medio de acuerdos internacionales.

Pedro II reina cincuenta años en medio del respeto mundial; se rodea de estadistas que se ocupan de consolidar el país.

Queda un problema sin resolver: la esclavitud.  Toda la producción agrícola e industrial se basa en el trabajo de los esclavos; no poseían máquinas ni obreros para reemplazar los millones  negros.

El tráfico  de escalvos se prohibió desde 1831 por un Tratado con Inglaterra. En 1871 se declaró “los vientres libres”. Con esa ley se aseguró la libertad de los hijos de una esclava, desde el seno.

Prohibido el tráfico, era cuestión de tiempo para que todos quedaran libres en la próxima generación. Pero 15 años más tarde, en 1846, se importan 50.000;  en 1847, 57.000  y en 1848, 60.000 negros por lo cual no cumplieron con el pacto.

Para el emperador era un problema personal. Nueve de cada diez hombres en Brasil descansa en el trabajo de los esclavos,  aunque se nieguen a otorgar títulos nobiliarios o una condecoración a cualquier  hombre rico que posea esclavos.

Pedro II es amigo de Pasteur, Charcot, Lamartine, Víctor Hugo, Wagner, Nietzche. Es el único imperio que acepta la esclavitud. Estadistas sagaces le piden que no intervenga, no por lo menos de modo radical. Las consecuencias  serían desastrosas por los conflictos con los terratenientes; podrían llegar a destronarlo.

En mayo de 1888 se vota contra la esclavitud. Todos los esclavos, desde ese momento son libres. El emperador de  Brasil está en Milán muy grave, pero se sobrepone, sobrevive y regresa a Brasil.  

Se produce una crisis. Los esclavos se vuelcan a las ciudades. El agro se quedó sin mano de obra. A los ex propietarios de mano de obra gratuita no se los indeminiza o no lo suficiente.

A los 76 años, el emperador no tiene un hijo  varón vivo y la hija estaba casada con un príncipe  de la casa Orleans, francés, y en Brasil no quieren un príncipe consorte extranjero. Pedro no tiene energía ni la fuerza necesaria y menos el deseo de una guerra civil. La monarquía  desaparece pero sin mancharse de sangre. Pasa sus últimos días en Europa. Don Pedro se retira, como hizo su padre y su abuelo en 1889 el país no tiene más emperadores. Desde ese momento será una República federal denominada Los Estados unidos de Brasil.

 Economía

 

En el S XVI  descubren la madera “el palo de Brasil”. Al principio los europeos se desilusionaron por la poca riqueza que encontraron y no pudieron robar. Desengañados, regresaron a las naves pues ni los hombres que la habitaban  servían.

Brasil sólo tiene su naturaleza, exuberante riqueza que no se sometió  al hombre. No tenían una cultura nacional como la peruana o la mejicana, ni  oro o plata, ni industria alguna, ni siquiera un grado primitivo de civilización.

No sabían de las fibras tejer telas  ni extraer los metales ignotos desde el fondo de la tierra;  

No conocían el trabajo agrícola, ni el ganadero, no sabían levantar chozas; comían frutas de los árboles o pescados de las aguas y, si se acababan los frutos, partían a otra región virgen.

El pau-Brasil de un color brillante rojizo era muy solicitado en Europa aunque no poseía  valor pero era desconocido para el comercio, solamente un artículo exótico.

Aunque el talado para exportarlo podía ser interesante, su monopolio es trabajoso; la corona necesita pagar el costoso, su traslado a Europa y el beneficio era insignificante.

El palo de Brasil fue sustituido por el azúcar. Lo producido en Brasil debe enseñarse en Europa. Los portugueses traen la caña desde Cabo Verde: necesita un mínimo de trabajo;  hundido en la tierra, crece sin problemas, sin cuidado un arbusto anual más de una vez por año. Del modo más sencillo  se extrae su jugo  y se coloca entre dos rollos de madera. Dos esclavos  trotan alrededor de un círculo cerrado, aprietan los cilindros uno contra otro  hasta la última gota del jarabe es extraído de la caña. El jugo es pegajoso y blancuzco; se hierve y se le da forma de   de terrones o panes de azúcar. La caña y las hojas quemadas sirven como abono y ceniza para la agricultura. Ese método se perfecciona  en pequeñas fábricas al lado de los ríos, aprovechando la fuerza hidráulica en lugar de la humana. Es sencilla la explotación del azúcar y productiva; unas cañas oscuras se convierten en el oro amarillo.

Los portugueses llevan desde Cabo Verde  la azúcar  a Brasil; crece en abundancia necesitando el mínimo de cuidados.

Desde que Europa en las Cruzadas descubrió el mundo refinado oriental, su avidez por las especias picantes y estimulantes y los dulces, se alejan de los alimentos sosos  medievales, pobres e insulsos, y desea manjares más exquisitos; hasta ese momento conocí la miel; ahora quiere el azúcar pero pasarán tres siglos hasta extraer ese condimento de la remolacha indígena. Deben entonces importarla de regiones lejanas, pagando sumas extravagantes a los comerciantes por poseerlo. Brasil se convierte importancia en el mercado europeo. Sus gastos son irrisorios pues no les cuesta ni la tierra, ni plantarlo ni la mano de obra. Portugal la lleva a Europa y la producción aumenta. Brasil  exporta a Lisboa por tres millones de libras esterlinas, una valor similar a todo lo exportado por Inglaterra. Solo en el S XVIII su oro vegetal decrece. La azúcar extraída de la remolacha es un golpe mortal a su producción.

Los otros productos de las colonias como la pimienta, el té y la goma son raros y por lo tanto preciosos aunque hace descender su ganancia, pero Brasil se sobrepone y apunta al tabaco. Colón vio fumar a los primero nativos. Los europeos se burlaban de los marineros masticando y escupiendo y apestan con sus pipas de barro; la sociedad es ajena a este hábito hasta que las pestes que invaden Europa terminan creyendo que pueden contraatacar un veneno con el otro. Pasadas las epidemias ya fue un hábito el fumar bebiendo una sopa de coñac,

El azúcar, el tabaco y el cacao  por el placer que deja en el paladar son las riquezas hasta el S XIII de Brasil que entran por Portugal.

El algodón será el próximo. Pero no sabían hilarlo como Perú o Méjico. Durante un conflicto bélico lo empleaban  colocándolo en la punta de las flechas para incendiar los pueblos enemigos.

En Europa tampoco sabe qué hacer con los copos. No advierten su importancia en materia textil. Méjico ya conoce desde 1549 su utilidad y se la enseñan a los jesuitas que, a su vez, le enseñan a los nativos.

Al inventar las máquinas de hilandería entre 1770-73 el comercio se expande y se inicia la revolución industrial. Desde fine de ese siglo hay en Inglaterra un millón de tejedores y necesitan cada vez más algodón a escala mundial pues se paga mejores precios y Brasil pasa a ser su mayor exportador.

Todos esos productos, azúcar, tabaco, cacao y algodón se transportan en crudo, no se elaboran por los brasileños. Le falta mucho para ser un país industrial, libre y madura para mecanizar los productos; solamente plantan, recolectan y embarcan los bien denominados productos ultramarinos; se necesitan manos. Brasil carece de fuerza motriz, tendrá que importarla en el siglo XIX el carbón y en el XX el petróleo.

Entonces comienza la importación de marfil negro;  buques llenos de indígenas de África que llegan en forma calamitosa, encadenados uno al lado del otro, física y moralmente destruidos y atemorizados. Por tres siglos  Brasil importa diez millones de esclavos. Se quemaron los documentos y archivos sobre esta importación humana que fue una ignominia. En ese país se consideraba el negocio más lucrativo y honroso. Lo vendían como el ganado y crecía la demanda. Fue un negocio oscuro, inhumano, cruel. Aumenta al amo su ganancia pues lee da los hijos que serán esclavos futuros gratuitos en posesión de su amo. Como en Rusia, la riqueza se mide por la cantidad de esclavos, no por hectáreas,  Hasta  más de la mitad del siglo XIX son la base de la economía. Los portugueses vigilan, dirigen, administran esos millones de brazos humanos negros.

El país está mayormente poblado en el Norte, en la zona tropical- en oposición a hoy, que sufre esa zona una decadencia  viviendo pobremente  en chozas y con iglesias de madera. Al norte llega la mercadería y de allí parte hacia Portugal.

Los jesuitas ayudan a  labrar la tierra, desarrollarse, educarse; se instalan lejos de las altas cadenas de montañas, en el interior del país lejos de los navegantes y comerciantes. y les enseñan a trabajar. Todo hay que traerlo desde Europa, instrumentos para labrar, ganado vacuno, puercos, y enseñarles con mucha paciencia a construir establos para las  vacas antes incluso que ser cristianos; conocen las faenas ahora y la voluntad del trabajo. El cruce de razas se da espontáneamente. Si antes no era permitido entre la clase alta brasilera, en el interior prospera y se unen habiendo una cantidad de mestizos que viven libremente.

Pero surge un inconveniente: los paulistas se yerguen contra los jesuitas en sus esfuerzos por colonizar. Entran peleando en forma de abanico para llevase esclavos; son los cazadores africanos de la esclavitud,  en entradas  destruyen los pueblos, roban esclavos o los toman de la selva vIrgen y también se los roban a los jesuitas de modo violento.

El Mediodía es ocupado por hombres y ganado tipo nuestro gaucho, el

hombre del interior gracias al plan de los jesuitas en contra de la codicia de los paulistas; ambos de una forma u otra logran que Brasil se convierta en proveedor de productos ultramarinos con sus leyes.

En el Siglo XVIII  era una colonia productiva  importante para la corona de Portugal, una colonia que aporta beneficios  a Holanda y a los ingleses. Lisboa ha quedado rezagada; lo fue desde el siglo anterior.

Los brasileños son buenos compradores y clientes; es buena para los vinos, tejidos y libros portugueses que se envían a Brasil. Es  una colonia inmensa, próspera, sin dejar de estar sometida a Portugal. La población crece y no traen problemas ni revueltas. No se necesita fortificaciones, como en la India y en África ni enviar fondo para inversiones; se  defiende sola lejos y a la sombra. Todavía no se encontró ni el oro ni los diamantes; una actividad nueva se yergue en lugares inhóspitos, pues falta todo lo necesario para alimentarse; pan, maíz, queso, leche, carne para alimentar a la gente en un desierto sin provisiones, donde se esfuerza  a los hombres al máximo pues sabe que la ganancia será cuantiosa. Hay luchas.

El gobernador portugués custodia los derechos de la corona, Los dragones establecen el orden. En la casa de la moneda no quieren la fiscalización.

Portugal desea guardar el secreto oculto al extranjero, para que nadie ose aproximarse a la región del oro brasilero y la envidia los corroe.  A los que trabajan, quien se rebele a las reglas,  recibirá castigos tremendos.

Brasil  permanece dos siglos a la sombra de la mirada universal. Si se hubiera encontrado el oro países enteros la hubiera hecho su presa. Conquistadores de Perú, Venezuela y Chile hubieran acaparado de esas riquezas entre luchas humanas. Cuando justo al inicio del S XVIII cuando Brasil  encuentra ese nuevo tesoro, ya no existen los aventureros ni mercenarios para hacerlo suyo e invadirlos. El oro en la provincia de Minas G es hecho que significa mucho para Brasil y Portugal. La cantidad de oro es mayor que todo el de América junta hasta el descubrimiento en California. Los tesoros de Perú y Méjico  del S XVI fue una décima parte del oro brasilero exportado de la colonia. Lisboa pudo reconstruirse gracias a ese oro, luego de su destrucción. El quinto se le entregaba al rey y con él pudieron reconstruir el monasterio gigante de M; el renacer inglés también fue gracias al oro de Brasil. El comercio avanza, se acelera.  Es la colonia por medio siglo más envidiada por los países europeos, exceptuando Portugal, la beneficiada.

Un hombre lleva los primeros granos del metal a Río de Janeiro, comienza la migración con frenesi sobre un caballo, mula o burro a pie o por el río San Francisco. Los marineros abandonan los barcos, los soldados sus cuarteles,  los curas las iglesias y los esclavos llegan de a miles.  Se pone fin a los trabajos de los ingenios de azúcar y las plantaciones de  tabaco. Nadie está disponible para conducir los barcos. Todo se detiene. El río se anima la fiebre del oro los exalta.

Pero surge algo inconcebible. Próxima a Diamantina se descubre el diamante. El gobernador portugués vigila la nueva provincia y los derechos de la corona que son el quinto para el monarca. En la casa de moneda se funde el oro para fiscalizarlo con exactitud. La multitud no quiere fiscalizarlo y surgen revueltas, sofocadas ferozmente. A su vez Portugal guarda el secreto sin comunicarlo a los extranjeros ávidos de este tesoro. Ningún viajero puede pisar el lugar y ningún buscador puede partir sin ser revisado. La región está resguardada por soldados día y noche. Nadie puede hablar sobre el descubrimiento sin someterse a castigos tremendos. No puede salir ninguna carta, y un libro escrito por un jesuita italiano es censurado y no editado. Todo diamante mayor de 22 quilates debe entregarse sin indemnización, además de la mercancía importada por la colonia rica de un día para el otro.

Setenta años más tarde la fortuna da un giro trágico. El oro  desaparece, las pepitas no se hallan en la arena por más que se la lave. No están los granos que relucen aunque se agita la arena en palanganas de madera. Fue otra pérdida. Para extraerlo, se necesitaba trabajos técnicos, costosos  y Villa Rica se transforma en villa pobre; los hombres abandonan el lugar, las chozas de los esclavos se derrumban por las lluvias o se caen y los dragones se retiran pues nada queda por vigilar. Lisboa entra en quiebra desde que no entra el oro brasilero  y se independiza Brasil, quedando Portugal limitado a un país tranquilo pero pobre. 

Y el milagro surge en la ex colonia poblado de villas y ciudades, surcando el río San Francisco. La pérdida de Portugal se transforma en un beneficio para Brasil; el oro desapareció pero logran cultivar  una tierra productiva desde ese momento.

La producción del tabaco, del azúcar y del algodón estaba en el Norte en Bahía, Recife, y Maranao. Hubo migraciones africanas y europeas que se mezclaron con los negros sin problemas raciales dando un mestizaje importante.

Entre 1500 y 1600 Portugal daba y Brasil recibía. Portugal con los colonos, la raza blanca es más de 10 veces superior en la colonia. Hasta 1700 es equilibrada inclinándose hacia Brasil. pero desde el S XVIII Portugal aparece diminuto con sus 91.000 Km cuadrados frente a los 8,5 millones de Km cuadrados brasileros con sus valiosos productos que abarcan desde el oro y los diamantes hasta el tabaco, café, azúcar algodón y madera exótica aunque no valiosa, sus minerales y su ganado. Cuando sucedió el terremotos Brasil envió más de 3 mil  cruzados como obsequio para la construcción de la ciudad. Portugal  teme que se independice su vástago. Brasil no puede libremente  producir mercancías salvo sus materias primas. No puede tejer sus telas, le está prohibido construir barcos para no obtener beneficios propios no pueden imprimirse libros ni publicar diarios y con la idea obligatoria de los jesuitas la instrucción  se detiene. No desea Portugal que progresen, lo quiere esclavizado, una colonia dependiente que no pueda progresar ni seguir sometido. Como pasó en la Argentina y otros países sudamericanos sometidos como colonias a países europeos, la conquista de Napoleón cambió el destino. Al ver debilitado a Portugal y bajo el pie del emperador, cobra fuerza para independizarse. Los soldados portugueses no tienen cabida frente al enemigo francés  y la corona debe retirarse de la colonia. El rey de Portugal debió huir y así quedó debilitado frente a Brasil y hace su aparición un miembro de la casa de Braganza  el rey Juan VI con su corte, la nobleza y el clero.

Desde el S XIX Brasil deja de ser una colonia y con el tiempo será la gran sur americano hasta la actualidad y caen las barreras para exportar y ser independientes. No existen más prohibiciones ni permisos ni decretos. Desde 1808 forma parte del comercio mundial sin tener que pagar tributo a sus conquistadores .Desea obtener la libertad incondicional. En 1822 es unos esclavos. Brasil adolece de carbón,  ni una sola mina. Las montañas traban la importación y los ríos se retuercen sin lograr ayudar a que llegue el mineral. Brasil trabaja con métodos arcaicos y lentos; su economía crece lentamente. Pero Brasil se readapta a las circunstancias y aparece el milagro nuevamente. Y aparece el café que será su monopolio absoluto

Luego del oro y los diamantes, el café junto a la azúcar y al tabaco forma parte de una buena comida, tres productos que Brasil exporta. La fertilidad de su suelo siempre la salva. Es el proveedor del café mundial. Sin embargo no se debe jugar toda la fortuna a una sola ficha. Con el tiempo productos que exportaban comienzan a fabricarlos ellos mismos. Todavía falta mucho pero paulatinamente este país único por su inmensidad y riquezas llega a ser una potencia mundial.

En  salud se defiende de su archienemigo la sífilis propagada durante siglos –tal vez su origen vino de Europa misma- y el paludismo junto a la lepra; estas tres epidemias debilitan la capacidad de producción muy debajo de la producción europea con humanos más sanos y condiciones más favorables. Su transporte deja mucho que desear, sus rutas y caminos del interior, sus ríos, antes mencionados y sus montañas en este país son trabas importantes. Para la industria se necesita energía de la cual Brasil carece. Poco a poco vence las dificultades y logra una producción mejor.

 

1 comentarios:

A las 14 de abril de 2024, 20:59 , Blogger Cristina Bosch blogspot.com.ar ha dicho...

eliminar el 2do Brasil pues está repetido.

 

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